Castillo de Craigmillar (Escocia)

Abril, 2022.

El primer día de las vacaciones el clima anunciaba lluvia durante la tarde, por lo que modificamos un poco los planes y decidimos hacer la visita al castillo de Craigmillar.

Este castillo es mucho menos conocido y frecuentado que el castillo de Edimburgo, pero también se encuentra dentro de la ciudad, sólo a unos 5km del centro, por lo que se puede llegar sin problemas en bus (y si tienes más tiempo, y ganas de caminar, llegar a pie no debería ser mucho problema). Está situado en una pequeña colina en el barrio de Craigmillar, que permite tener una gran vista de la ciudad de Edimburdo, además, es considerado uno de los castillos mejor conservados de Escocia.

Entre otras cosas, en este viaje nos dedicamos a "cazar" diferentes lugares de grabación de algunas de las series que hemos visto, y justamente algunas zonas de este castillo fueron utilizadas para grabar escenas de Outlander, representando la prisión de Ardsmuir, en dónde Jamie conoce a John Grey 💕.

Cómo llegar

Si vas a trasladarte en bus, existen varios recorridos que te dejan a más o menos unos 15 minutos a pie del castillo.

Nosotros tomamos el autobús 30 que pasa por Princess Street. Luego de unos 30 minutos de admirar el paisaje por zonas más residenciales (pero igualmente hermosas de Edimburgo), llegamos a la parada "Craigmillar Castle Road" (imposible de equivocarnos 😂).

Ya una vez abajo del bus, fue sólo cosa de caminar por la calle Craigmillar Castle Rd y disfrutar el trayecto. Partimos el recorrido entre unas casas con pequeños jardines, por una calle muy tranquila y poco concurrida. Cuando estamos de viaje, me gusta jugar a imaginar cómo será la vida en esos lugares, y preguntarme cosas simples cómo: Si viviéramos aquí ¿Qué tendríamos en ese jardín? o ¿Qué días pasará el camión de la basura? 😂.

Luego de unos 10 minutos andando, el camino nos llevó a un parque muy verde, en el que varias personas estaban paseando a sus perritos (definitivamente la primavera se respira en cada rincón de Escocia).

Minutos más adelante, siempre siguiendo el camino, ya pudimos observar la silueta del castillo, e inmediatamente se me vinieron a la mente las escenas de Outlander grabadas en sus alrededores.

Una vez que llegamos al castillo, antes de cualquier cosa, hicimos una parada y nos sentamos en el estacionamiento a comernos nuestro pancito que compramos para el desayuno.

Ya con las energías repuestas, ingresamos al centro de visitantes, en donde venden los típicos recuerdos y además se pueden comprar la entradas, si es que no las has comprado por internet. En la web recomiendan comprarlas con anticipación para asegurarse, pero nosotros fuimos un poquito arriesgados 😅. La entrada nos costó 7 libras por cada uno (en abril del 2022).

Ya con las entradas en mano, nos encaminamos al castillo.

Al ingresar dentro de las paredes del castillo, lo primero que se puede observar son un par de hermosos árboles muy grandes, nadie sabe exactamente cuantos años tienen, algunas leyendas los relacionan con la visita de María I (Mary Queen of Scots) en 1556, pero el registro más antiguo que se tiene de ellos es del año 1890 y por ese entonces ya eran notables. (Dato interesante: son tejos, casi todas sus partes son venenosas, por lo que los griegos lo conocían como "el árbol de la muerte").

Un poco de historia

El nombre del castillo proviene del gaélico 'craig' (peñasco), 'maol' (desnudo) y 'ard' (alto), sería algo así como peñasco alto y desnudo.

En febrero de 1374, Robert II otorgó Craigmillar a la familia Preston. El núcleo del castillo es un torreón construido en un saliente rocoso, alrededor del cual a lo largo de los años fueron tomando forma las diferentes estructuras que lo rodean, adaptándose para la defensa y según las modas del momento. A mediados del siglo XV, su fuerte torre central estaba rodeada de establos, talleres, un gran salón y habitaciones adicionales para invitados.

El castillo fue capturado y quemado en el año 1544, en la guerra anglo-escocesa conocida como Rough Wooing (cortejo duro o cortejo a la inglesa), en donde Enrique VIII intentó forzar un matrimonio entre su hijo, el príncipe de Gales, Eduardo y María, que en ese momento tenía 2 años. Cuando el castillo fue recuperado por los Prestons, lo reconstruyeron y plantaron los jardines según la última moda.

Probablemente en 1550, Simon Preston construyo el estanque de peces con forma de P como una da las atracciones centrales del jardín. Aún es posible ver el agujero en forma de P en donde estaba el estanque.

Simon Preston fue partidario leal de María por lo que era parte de su consejo privado y ella estuvo de visita en el castillo en un par de ocasiones. En ese momento, el castillo estaba protegido por el muro exterior y tenía árboles frutales, estanques y jardines, así como habitaciones formales adecuadas para un visitante real.

En noviembre de 1566, María visitó el castillo para quedarse y recuperarse de una enfermedad que la aquejó poco después de dar a luz a su hijo Jacobo VI. Durante este periodo los lores que la acompañaban formaron un complot, conocido como Craigmillar Bond (Pacto de Craigmillar), para deshacerse de su impopular esposo, Enrique Estuardo. No se tiene certeza si María realmente participó de este pacto, pero se atribuye a que quizás fue la semilla que posteriormente llevó al asesinato de Enrique Estuardo en 1567.

En 1660, el castillo fue comprado por el abogado Sir John Gilmour. La familia Gilmour remodeló la gama oeste, para crear una serie de amplias y elegantes habitaciones con vista a los jardines.

A principios del siglo XVIII los Gilmour dejaron el castillo para trasladarse a Inch House, al oeste del mismo. Después de esto el castillo permaneció deshabitado unos años.

Pasó a manos del Estado de Escocia en 1946, y actualmente es mantenido por la asociación Historic Scotland.

Una visita recomendada

Si te gustan los castillos es una visita más que recomendada, no sólo por su buen estado de conservación, también por ser más desconocido, es un lugar que no se llena de turistas, por lo que puedes recorrerlo tranquilamente, y en paz impregnarte de cada uno de sus rincones e imaginar cómo era la vida de las personas que pasaron por su interior. Nosotros ocupamos una mañana para recorrerlo y sentimos que fue perfecto, no nos faltó ni sobró tiempo.

Además esta rodeado por bonitos prados y un parque muy lindo y tranquilo, el Craigmillar Castle Park. Mientras nos devolvíamos a la parada de bus, decidimos explorar un poco el parque y nos llevamos la sorpresa de que es mucho más grande de lo que aparenta a simple vista. Incluso nos topamos con una plaza de juegos, con varias instalaciones de cuerda en la que volvimos a la infancia intentando completar los recorridos y lanzarnos por el tobogán.

Y tal como anunciaba la aplicación del clima, mientras estábamos jugando comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia, así que nos pusimos las chaquetas y nos encaminamos rápidamente a la parada de bus para volver al centro de la ciudad sin mojarnos mucho.

Para regresar, en este caso las paradas no anunciaban en tiempo real los minutos que faltaban para que llegara el bus, pero sí estaban detallados los horarios a los que debía pasar cada línea, lo que es más que suficiente para estar tranquilos de que podríamos regresar al hotel, ya que por lo general, son muy puntuales 😊.